En un segundo la luz recorre 300 000 kilómetros, coincidente con la distancia que hay entre la Tierra y la Luna, así que cuando observamos la Luna la vemos tal y como era hace un segundo. Del mismo modo, la distancia que existe entre la Tierra y el Sol es de 150 millones de km, así pues, con una sencilla operación obtenemos un resultado de unos 500 segundos, o lo que es lo mismo unos 8 minutos y 20 segundos.

Si vamos mas allá y examinamos la distancia que hay entre la tierra y Neptuno, que es el planeta más lejano, esta varía conforme los planetas orbitan alrededor del sol, llegando a haber una media de unos 4 320 millones de km, ya que de media la luz viaja durante cuatro horas en esa distancia.

Algunas estrellas están a años luz de la tierra, siendo un año luz unos 10 billones de km aproximadamente, otras están a siglos luz y otras están tan lejos que su luz tardaría eones en llegar a la tierra.

Así que podemos decir que cuando observamos las estrellas en el cielo estamos viendo lo que fueron en el pasado y no podemos asegurar que aún sigan ahí en la actualidad.

En definitiva, cuando miramos la Luna la vemos como era hace un segundo, el Sol como era hace 8 minutos, Neptuno lo vemos cuatro horas atrás en el pasado y las estrellas las vemos como eran hace años, siglos o eones, dependiendo de la que estemos observando en el momento.

Desde mi punto de vista e intentando hacer una analogía, de la misma forma que aquellas estrellas, que quizás ya perecieron, nos han dejado su luz perdurando en el tiempo, el ser humano a través de la ciencia, la música, el arte, etc. deja su huella y su historia a lo largo del tiempo para que aquellos que vengan más tarde puedan conocer, saborear y disfrutar durante el tiempo que tengan de vida.

Rafael Martínez Córdoba.

Ingeniero Técnico en Topografía.

Colegiado nº 7668.